viernes, 15 de julio de 2011

La Fundación Guayasamín conmemorará 85 cumpleaños de Fidel





Bienvenidos señores representantes de los medios de comunicación  internacional y cubanos:
La Fundación Guayasamín, institución cultural con sede en Quito, Ecuador, creada por el artista Oswaldo Guayasamín, declarado por la IX Cumbre de Presidentes como Pintor de Iberoamérica y  por decisión  de la Cumbre de Presidentes  reunidos en Mar del Plata en diciembre del 2010, hoy su obra es Patrimonio Cultural de Iberoamérica, tiene el privilegio de anunciar al mundo que ha decidido, con la aceptación correspondiente, por cuarta oportunidad, conmemorar un nuevo cumpleaños, el numero 85, del querido Comandante FIDEL CASTRO, a quien consideramos “Hermano de la Humanidad”.
Como el mundo entero conoce, él es adverso a los honores y alabanzas personales,  pero no ha dejado de reconocer que la amistad que se gestara hace 50 anos con el artista ecuatoriano  es tan fuerte y profunda que lo  condujo a   permitir que nuestra familia e Institución pudiera conmemorarle, sus 62 anos en Quito en 1988,  sus 70, estando el maestro vivo, en 1996 y sus 80 anos en La Habana,  en el 2006.
Con esta propuesta homenajeamos la vida de un hombre, de un pueblo, de una Nación, de una Revolución, de una batalla de ideas, que han levantado a los más altos niveles de la historia humana los valores de la dignidad, la soberanía, la solidaridad internacional,  como fieles herederos de la ética de José Martí y demás próceres de Nuestra América, continente que hoy lucha por su Segunda Independencia.
Convocamos  a los cantautores iberoamericanos que participaron en las 3 ediciones de los conciertos “TODAS LAS VOCES, TODAS”; a los compañeros adherentes, amigos y solidarios de todo el mundo con la vida, obra y pensamiento del  Comandante FIDEL, que deseen compartir en La Habana la denominada “SERENATA DE LA FIDELIDAD” que se realizará la noche del 12 de Agosto del 2011.


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martes, 12 de julio de 2011

Las armas del juicio

Conferencia de Arleen Rodríguez Derivet en el panel “Las armas del juicio”, en la VI Conferencia Internacional por el desarrollo humano y la paz mundial, de la Universidad Asia Pacífico de Mazatlán, Sinaloa.





Vivimos en un mundo de miedo. Cuando nuestros seres queridos se apartan de nosotros, por razón de un viaje o sencillamente para ir al sitio de la tarea cotidiana, junto con el beso de despedida, antes que decir “te amo”, decimos “cuídate”. Es la palabra que más escuché antes de viajar, en boca de los que quiero y me quieren.
Los diarios, los noticieros, los libros y hasta las películas nos cuentan sin fatiga que la muerte es cada vez menos natural y más provocada por la misma especie que durante siglos ha creado obras maravillosas para atrasarla, detenerla, evitarla antes de tiempo.
La culpa de nuestros miedos nace de un absurdo: la Humanidad, al mismo tiempo que se deslumbra a sí misma con maravillosos inventos, entre ellos algunos que ya superan a la imaginación misma,  crea a una velocidad y con intensidad superior armas mortíferas como aquellas que hicieron decir a Albert Einstein que si bien no se sabe con cuáles se hará la III Guerra Mundial, sí es un hecho que la IV será con palos y piedras. Hoy podemos corregir al genial físico: ni polvo quedará porque el riesgo de muerte es ya para toda especie viva. A ese punto nos hemos llevado con la irracionalidad de gastar más en armas que en alimentos, más en guerras que en expediciones solidarias.
Hasta en las Naciones Unidas, ese conjunto que pudo y no ha sabido ser el templo mundial de la paz que merecían las víctimas y los combatientes contra el nazifascismo tras las II Guerra Mundial, mientras se emiten cientos de advertencias y críticas a la producción de armamentos, prevalece la tiranía de un  Consejo de Seguridad donde cinco potencias siguen reuniéndose para decidir qué castigos merece el resto. Y casi siempre esos consisten en nuevas guerras.
No es un secreto tampoco que es de algunas de esas potencias de donde salen por cientos de miles, otros tipos de armas que el mercado pone al alcance de cualquiera, desestabilizando sociedades enteras, donde ya no causa asombro leer que un niño mate a sus padres o a sus compañeros de clase o que una fiesta juvenil termine en una masacre provocada por sicarios del crimen organizado. En América Latina esas armas son la primera causa de muertes civiles.
Como si la imaginación tuviera un límite cuando se trata de construir la paz, lo que Naciones Unidas se inventó para garantizarla es también un ejército. Y los famosos enviados por la Paz son líderes políticos que ejercieron el poder haciendo o apoyando guerras. Hasta el Premio Nobel ha perdido credibilidad y respeto por la cantidad de guerreristas laureados.
Haití, extremo de los extremos del infierno en que se ha convertido el mundo empujado por las armas y las guerras, sufre un terremoto y Estados Unidos va a apoyarla con diez mil hombres armados hasta los dientes, los que van a sumarse a otros tan armados como ellos, a pesar de sus cascos azules y su supuesta misión humanitaria.
Frente a ese horror que confirman los escalofriantes datos de que asciende a un billón de dólares el gasto militar mundial cada año, las mujeres y los hombres con cierto grado de conciencia de la gravedad de los hechos, pensamos ¿qué hacer? ¿qué hago?
Como periodista que hace casi 30 años sigo de cerca los acontecimientos políticos, no puede dejar de espantarme el modo en que nuestra profesión ha sido y es cómplice de ese permanente cerco a la paz.
Desde los tiempos de William Randolph Hearts y su famoso telegrama al  dibujante enviado a Cuba por su diario, para que con su obra le ayudara a construir a Estados Unidos los pretextos para la entrada en la guerra de Cuba contra España, que dio nacimiento al imperio norteamericano, los medios de comunicación suelen garantizar la primera baja de todas las guerras: la verdad.
Basta ver a qué naciones demonizan los grandes conglomerados mediáticos para saber por dónde se aproximan las próximas guerras.
Como si una línea editorial universal única los guiara, en todos los idiomas y en todos los soportes, comienzan a emitirse mensajes que caminan en el sentido de la próxima conflagración. Qué importa si en unos años o en unos meses, a veces hasta en unas semanas, nos enteraremos - ayer por los documentos desclasificados de una Universidad norteamericana y hoy por el espectacular Wikileaks de la era internet-  que muchas de las noticias que justificaron una invasión eran falsas o fueron convenientemente manipuladas.
Si murió un millón de personas, si se destruyó totalmente un país y se agravaron a nivel planetario todas las crisis: alimentaria, ambiental, energética…la relación de esos desenlaces con las mentiras originales será raramente establecida.
Nos enseñarán nuevas palabras como efectos colaterales, con lo cual las mayorías entontecidas por la avalancha de informaciones de muerte cotidiana no pasarán de lamentarlo, si acaso criticarlo y al final sentir que es demasiado tarde y ya no hay nada que hacer. Cada uno se encerrará en su espacio a seguir viendo las noticias con horror pero al mismo tiempo con una cierta alegría egoísta porque hasta su cueva moderna no han llegado los tiros, allí no ha corrido su sangre…todavía.
Hace 120 años, en un ensayo que se considera medular en su impresionante obra escrita en solo 42 años de vida, José Martí, periodista, escritor y Apóstol de la independencia de Cuba, advertía:

Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.*
En esa frase se inspiró Fidel Castro para nombrar la batalla de las ideas de la que se declaró soldado cuando, separado de la actividad pública como jefe de Estado por razones de salud, comenzó a escribir alertas para el mundo desde lo que llama sus “Reflexiones”.
Quiero recordar que se trata del mismo líder político que demostró que con muy pocos recursos materiales, se podían salvar miles, millones de seres humanos, si en lugar de soldados, los países bajo crisis humanitarias recibían médicos. Y mandó los que Cuba había formado durante años en una política educacional sorprendente y única para una nación del Tercer Mundo. Y no solo a Haití, donde permanecen hace más de una década y son amados y defendidos por el pueblo, sino a naciones de cuya existencia casi nadie conocía, en África, Asia, América Latina.
Fidel, quien también creó la Escuela Latinoamericana de Medicina -que forma miles médicos de todas las geografías y sin embargo no tiene un Nobel de la Paz que sí le han dado a los que envían soldados al Tercer Mundo- con la especial  habilidad que le otorgan los años vividos al servicio de una causa justa cercada por un imperio, demuestra con sus cada vez más frecuentes Reflexiones que los medios no tienen que ser necesariamente el combustible de los conflictos.
Si se les sigue y se les interpreta con  inteligencia y sensibilidad, también pueden ser un termómetro eficaz para detectar por qué caminos se nos vienen encima las crisis y las guerras que generan las crisis.
Infatigable lector, genial político en cuanto los hay, no se somete a las noticias, no se deja adormecer por su fatídico espíritu de hecho ya acontecido, sino que las somete a ellas al análisis previsor, bajo otro principio martiano que afirma que “gobernar es prever” y  avisa, sacude conciencias y quizás un día se acepte que con sus alertas ha detenido más de una guerra.
El pasado año, cuando todas las armas apuntaban a Irán y Corea del Norte, Fidel, con una persistencia que sus adversarios han querido ridiculizar sin éxito, destapó las cartas de los guerreristas y pintó los escenarios posibles de desarrollarse esos conflictos en una era en que bastarían las 100 bombas nucleares que poseen apenas dos países como India y Pakistán, para provocar que toda la humanidad pierda de vista al Sol por ocho años y se produzca un espantoso  invierno nuclear.
Y no olvidó recordarnos que, aun bajo el manto del secretismo estratégico de las potencias, se conoce ya  que suman más de 20 000 las armas de ese tipo disponibles en el mundo.
No veremos en los medios que durante más de 50 años lo han demonizado, un reconocimiento público al mérito de las advertencias del líder histórico de la Isla, pero nadie podrá negar que solo él relacionó noticias aparentemente desconectadas, con los números de la actualidad y los hechos del pasado para concluir que la especie se encamina aceleradamente hacia el suicidio colectivo, guiada por la fiebre de la guerra, cuyo germen es, desde siempre, la ganancia, el dinero, por encima de cualquier otra consideración, incluso la de la vida.
Él sabe y lo ha repetido muchas veces, que la Humanidad estará en la pre historia, mientras practique la guerra como solución a sus crisis y hace solo unos días, aprovechando la celebración de un evento cultural en La Habana, invitó a intelectuales de América Latina, Norteamérica y Europa a movilizar conciencias ante el riesgo cada vez más inminente de que el fin de la especie humana está próximo como consecuencia de la irracionalidad  del actual orden internacional.
Piedad Córdoba, gran luchadora por la paz de nuestra región, a quien entrevisté hace poco, me decía que parece un milagro la recuperación que ha experimentado la salud de Fidel Castro. “Dios nos ha dado una nueva oportunidad para que lo escuchemos, porque ya en el mundo no quedan políticos como él, con su capacidad para ver y alertar los peligros”, me dijo la Negra, esa mujer, también demonizada, escarnecida, amenazada ella y su familia, humillada sin razón, por empeñarse en hacer que la paz regrese a su país, enlutado por medio siglo de guerra.
Pero, volviendo a Fidel Castro y a sus Reflexiones sobre los más graves peligros de nuestra época, quisiera afirmar que como periodista lo que me deslumbra y alienta es que alguien de su dimensión intelectual y política, con el alcance que el prestigio que su vida le otorga a sus palabras, le esté dando por fin, a la humilde obra que nuestro oficio genera, un uso noble y salvador.
En las antípodas de aquel zar de la prensa que puso ese maravilloso instrumento de comunicación de masas al servicio de una guerra, abriendo así una historia de complicidades y mentiras que en esta época ha alcanzado cotas de locura; Fidel Castro lee diariamente cientos de notas y comentarios de la prensa de todo el mundo con la misma meticulosa precisión con que un médico revisa a un paciente en terapia intensiva: la ausculta, la relaciona y nos enseña las verdades ocultas en sus líneas, con el solo propósito de ponerla al servicio de la misma causa que lo inspira a enviar médicos donde otros envían soldados: salvar la especie, salvar la vida.
Para hacerlo, le ha bastado con empuñar las armas del juicio, esas que, como decía José Martí, vencen a las otras, aun en las condiciones de colosal producción armamentista, que ha convertido al planeta de nuestros días en un lugar de miedo.



sábado, 9 de julio de 2011

Anuncian programa para los amigos que desean participar en la Serenata de la Fidelidad (+programas)


En coordinación con la Fundación Guayasamín y teniendo en cuenta el interés mostrado por los amigos de Cuba en reunirse en La Habana con motivo de la Serenata de la Fidelidad, la Agencia de Viajes AMISTUR CUBA S.A., del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, pone a su disposición un programa especial, del siete al 14 de agosto próximo.
El plan brinda la posibilidad de realizar un recorrido por el centro histórico de la Ciudad de La Habana, visitar la Casa Guayasamín, el Museo de la Revolución, visita e intercambio con la población en diferentes proyectos comunitarios y en un Comité de Defensa de la Revolución, entre otros lugares, y la participación en la Serenata en la noche del 12 al 13 de agosto en el Teatro Karl Marx.
Los interesados pueden contactar a: AMISTUR CUBA S.A. Dirección: Calle Paseo No. 406 entre 17 y 19, Vedado, C. Habana Email: amistur@amistur.cu ; Teléfonos: 834 4544/ 833 2374 / 830 1220 ext. 15 Personas de contacto: Argelio F. Martínez Domínguez Email: comercial@amistur.cu Addis Martínez Mayet Email: euroventas@amistur.cu

Comercializan medicamentos cubanos en 40 países




Lino Lubén Pérez - AIN.- El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (GIGB) comercializa sus productos y servicios en 40 países, se informó en esta capital en el acto central por el aniversario 25 de su fundación.
Francisco Machado Benítez, vicedirector general de la institución, destacó que las ventas de medicamentos se basan en un sistema de calidad para satisfacer a los clientes, en materia de salud humana, producciones agropecuarias, acuícolas y de protección al medio ambiente.
Mencionó en particular la existencia de su preparado líder, Heberprot-P, reconocido internacionalmente para el tratamiento de las úlceras del pie diabético y que, en un corto período, en la República Bolivariana de Venezuela recibieron sus beneficios más de mil pacientes.
Al acto asistieron los miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba Melba Hernández, Heroína del asalto al cuartel Moncada, José Ramón Fernández, vicepresidente del Consejo de Ministros, y José Miyar Barrueco, titular de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
En presencia también de otros invitados y de los trabajadores del CIGB, uno de los centros del Polo Científico del Oeste de la capital, Miyar Barrueco señaló que la existencia de entidades socialistas, de alto valor agregado, obedece a la obra educativa y al desarrollo alcanzado en ese campo en la Isla.
Al respecto, el ministro destacó la vigencia de la estrategia del líder de la Revolución al crearse la institución, a partir de la importancia del capital humano, la necesidad de vincular la ciencia con la producción y la economía, y su integración con el ciclo investigativo-productivo.

Cuba: voluntad política favorece educación especial



Roberto Hernández - Prensa Latina.- La falta de voluntad política de algunos Estados para mantener la enseñanza especial impide hoy a numerosas personas defenderla como un componente esencial en la preparación transitoria de los discapacitados. Son instituciones extremadamente costosas, expresó en conversación con Prensa Latina Esther María La O, directora de la escuela Solidaridad con Panamá, y defensora a ultranza del sistema que concibe esos centros como transitorios en la educación.
Pero si falta la voluntad política es muy difícil tenerlas, explicó la directiva con 48 años en esa enseñanza, 39 de ellos como directora de ese tipo de centros.
En Cuba ni cuando la crisis económica de los 90 se cerró ninguna, recordó La O al referirse a las 381 existentes de un total de 13 mil escuelas del sistema educacional.
Soy defensora de la escuela especial, una de verdad, no de aquellos almacenes de niños y adolescentes, explicó la docente, que se apoya en unos 47 maestros, 15 de ellos con título de master, y diverso personal médico de apoyo.
"Una escuela especial donde el niño se forme, se eduque, donde conviva, donde se le den todas las actividades que hacen los niños comunes y participen en actividades con la comunidad", señaló la académica.
Interrogada sobre la tendencia a rechazar la escuela especial, la funcionaria señaló que bajo el concepto de integración se pretende que los niños con alguna limitación física o intelectual se formen en las escuelas generales.
"¿Te imaginas un aula donde haya un sordo, un ciego, un retasado mental y un limitado físico-motor?, ¿A quién atiende el maestro?", se preguntó la experta para responder que esa situación sería similar a un almacén de niños con problemas.
Casi siempre lo que hacen es sentarlos atrás, acotó tras resumir su experiencia de visitas a algunos países.
Ejemplificó que la niña Daylín (sin brazos) y que ya en su primer grado realizó los primeros trazos con los pies podría retornar a la escuela común en dos o tres cursos, una situación que -dijo- sería distinta si hubiera estado desde el principio en otra escuela.
Por eso estimamos que el niño o el adolescente deben pasar en algún momento por la escuela especial, porque aquí los enseñamos a utilizar la parte sana del cuerpo para enfrentarse a la enseñanza general, subrayó.
Lo ideal es que el estudiante se forme en su entorno, con sus amigos, pero antes debe conseguir las herramientas -incluidas las sicológicas- para luego no sufrir de baja autoestima o ser incomprendido por las personas sin discapacidades, aseguró La O.
Como el objetivo es llevarlos a la escuela común lo antes posible en los centros educativos especiales se ofrecen los mismos programas con rigores y exámenes similares, afirmó la directora.
Sin embargo, la directiva significó las ventajas de asistir a una escuela especial por los servicios de rehabilitación y atención sicológica que se brindan.

viernes, 8 de julio de 2011

CREACIÓN HEROICA DE LA MADRE NATURALEZA


Erótica



Cayó sobre tu espalda
la llama de tu pelo
quemó la blancura
su ondulación de fuego.

Entre los áureos rizos,
por el amor deshecho,
yo vi calientes, húmedos,
brillar tus ojos negros.

Sin desmayas, erguidos,
redondos, duros, tersos,
temblaron los montones
de nieve de tus pechos.

Y de amor encendida,
estremecido del cuerpo,
con amorosa savia
sus rosas florecieron.

El clavel de tus labios
brindaba miel de besos
y fue mi boca ardiente
abeja de sus pétalos.

De la crujiente seda,
que resbalara al suelo,
emergió su blancura
tu contorno supremo.

Y al impulso movido
de ardoroso deseo,
se cimbró entre mis brazos
y quedó prisionero.

Me abrasaban tus ojos,
me quemaba tu aliento,
y apagó las palabras
el rumor de los besos...



Enrique de Mesa (1878-1929)http://mundialmentesolidario.jimdo.com/brisas-del-mar-peruano/




jueves, 7 de julio de 2011

Capta mercenarios la Fundación Nacional Cubano Americana

Los siempre depredadores directivos de la Fundación Nacional Cubano Americana han librado una nueva convocatoria para captar y reclutar a nuevos mercenarios en Cuba. Sus directivos, eternos tiburones, que ahora tratan de pasar como conversos vegetarianos intentan llevar a sus redes a noveles servidores.
La Fundación intenta reciclar a sus huestes y bajo el disfraz de mansos corderos ha anunciado su flamante programa: “Adopte un disidente”, que consiste en obtener colaboradores internos, que realmente serían mercenarios a su servicio dentro de un programa de subversión. El mencionado esquema trueca dádivas por “pequeños favores”, que en la práctica significan traicionar a la Patria.
Además, la FNCA en la actualidad continúa el desarrollo del denominado proyecto Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC), la cual supuestamente está inscrita oficialmente como una organización no gubernamental, sin fines de lucro. Esta organización participa en foros y conferencias internacionales sobre derechos humanos, entre los que se destacan las sesiones anuales de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y el Foro Mundial de la Sociedad Civil, ambos con sede en Ginebra, Suiza.
Es dentro de este engendro donde se inserta el llamado “Adopte un Disidente”, que consiste en el financiamiento de elementos contrarrevolucionarios dentro de Cuba, para que pueden desarrollar sus actividades subversivas sin tener vínculo laboral que los limite.
De esta forma, se puede apreciar cómo la FNCA ha atravesado por períodos críticos desde su creación. Es decir, pasó de ser una fundacional organización con un carácter terrorista, a otra en la cual su línea de acción pública y divulgada ya nos es poner bombas o financiar sabotajes y asesinatos, sino “luchar” por los derechos humanos, la libertad y la democracia de los ciudadanos cubanos. Es decir la subversión política.
El señuelo consiste en que cualquier persona fuera de Cuba puede ayudar a los mercenarios locales, bien sean a las bien pagadas Damas de Blanco, grupos similares u otros contrarrevolucionarios que como tarifados libres se dedican a fabricar infamias con el deliberado interés de justificar la mesada que reciben por tan pervertida labor.
El “adoptante”, que según el programa puede ser cualquiera, que asuma un compromiso mínimo de adopción de 30.OO USD al mes, que con las facilidades de la administración demócrata en la Casa Blanca, se convierte en una contribución deducible de los impuestos personales que cada contribuyente norteamericano debe pagar anualmente al fisco federal, lo cual hace que la donación sea atractiva, ya que no implica gastos adicionales. Por esa vía, la Fundación puede fabricar a cuantos donantes necesite por unos dólares más.
De esta ecuación resulta que es el Tío Sam, quien realmente financia a los neo mercenarios por medio de la Fundación, ya que al dejar de recibir estos impuestos que se convierten en donaciones deducibles, que van a parar a los ávidos bolsillos de los adoptados en Cuba.
Después aparece un procedimiento no transparente, que parece un artilugio engañoso. Las contribuciones de los adoptantes necesitan ser enviadas a la llamada FDHC, que se encarga de hacer la conexión, por una módica comisión, entre las partes y el patrocinador recibe toda la información de los adoptados, para que se comunique con ellos si lo considera pertinente.
Aunque se aclara que el compromiso es de persona a persona, y que la FDHC sólo sirve de vehículo para distribuir y canalizar la ayuda. Este manejo es contradictorio. Si el compromiso es personal, para qué se necesita el tamiz de la FDHC, en el proceso de hacer efectiva la relación del donante con el adoptado.
Está fórmula tiene un efecto implícito: La adicción, que crea dependencia. El adoptado que sea privado de su subvención en caso de negarse a una solicitada “colaboración”, genera el síndrome de abstinencia, el cual es muy difícil de evitar.
Esta novedosa forma de financiar a la contrarrevolución interna confirma, una vez más, el carácter subversivo de la Fundación, que sin abandonar sus históricos métodos violentos, se suma a las corrientes contemporáneas de la injerencia del gobierno norteamericano en los asuntos internos de Cuba, con el fin de promover la desestabilización y obtener peones, quienes solo buscan dinero y que por definición son mercenarios en cualquier época y lugar, para que se incorporen a la agresión.

José Luis Méndez Méndez

martes, 5 de julio de 2011

Somos millones los que luchamos por la libertad de los Cinco Héroes cubanos


Somos habitantes de esta casa común llamada mundo o planeta tierra. Somos millones de seres humanos que aspiramos a la paz y a la felicidad, que ama cada uno el pedazo pequeño de tierra donde le tocó nacer o vivir. Sabemos, no obstante, que el mundo es ancho, y como miembros de la humanidad, compartimos esa patria común que debemos defender y curar de todos los males que la amenazan o agobian.

Si nosotros, habitantes de países de todas las latitudes y hablantes de todos los idiomas, les demostramos amistad y hermandad a los Cinco Héroes cubanos, si hacemos nuestra la causa que los llevó y los mantiene injustamente en las cárceles de alta seguridad de los Estados Unidos, es, queridos hermanos, porque “los héroes son propiedad humana, comensales de toda mesa y de toda casa familiares”, según sentenciara José Martí, y porque “son héroes los que pelean y padecen por defender una gran verdad.”

Por estas razones queremos que llegue a cada uno de ustedes, queridos Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, algunas ideas esenciales, una compañía con consuelo y aliento, una solidaridad y una admiración que tengan las cualidades de la caricia y el amor más entrañables.

¿Cuántos recuerdos de segundos, minutos, horas y días sin contacto físico con tus hijas, y con Olga, tu esposa, suman y multiplican, René, esos quince años en la prisión? ¿Cuántos besos y te quieros lejanos, sin ningún contacto físico con Adriana, tu esposa, pueden enviarse en cartas y telefonemas, Gerardo, durante una prisión de dos cadenas perpetuas más 15 años? ¿Cuántos sueños de hijos por concebir y caricias de tu esposa, Rosa Aurora, caben, Fernando, en 17 años y nueve meses de prisión injusta? ¿Cuántos abrazos y retozos de hijas y amor de tu esposa, Elizabeth, dejan de concretarse, Ramón, en una prisión de treinta años? ¿Cuántos poemas realizados y fallidos, esas flores del pensamiento y de los sentimientos, pueden pasar por la mente, Tony, durante una prisión de 21 años y 10 meses? ¿Cuántos abrazos, besos y recuerdos de madres estoicas, esperan por realizarse, René, Antonio, Fernando, Gerardo y Ramón, en tantos años de prisión cruel e inhumana? ¿Cuántos abrazos y saludos de gentes del pueblo esperan por concretarse en un día cualquiera durante esos años?

Necesitamos preguntar y contestarnos esas interrogantes que llegan no sólo a la razón, sino al alma. Necesitamos compartir con ustedes la dura realidad de un tiempo consumido detrás de los barrotes de las cárceles despiadadas de Estados Unidos, cumpliendo prisión y condenas que no merecen hombres dignos y valientes, con una entrega heroica a la causa mejor de todo hombre: la defensa desinteresada de la patria amenazada, acosada y agredida por un terrorismo de mafias mercenarias.

Es hora de expresarles que la hermandad surge de la sangre familiar compartida. Pero también emana y se desarrolla a partir de experiencias y vivencias conjuntas, o de ideas, sueños y valores asumidos como un compromiso irrevocable. La hermandad se expresa con múltiples características distintivas, con gestos y acciones específicos. La hermandad lleva en sí la emoción y el aliento que conmueven y vivifican la existencia humana.

En la soledad acompañada de esas prisiones de los Estados Unidos, llegue esta carta que brota de nosotros como una fuente inagotable que se derrama al compás de los latidos emocionados del amor y la solidaridad.

En esta lucha por la libertad de ustedes, enarbolamos las banderas de la justicia, la libertad y la fraternidad frente a las ergástulas del odio y la venganza. Esperamos verles libres nuevamente en medio de la alegría del heroico pueblo cubano. Deseamos festejar, de un confín a otro del mundo, ese día hermoso de la liberación, que llegará indefectiblemente, como un día llegó la libertad de Nelson Mandela y de otros prisioneros ilustres de las buenas causas. Volverán a ser libres porque el gobierno de los Estados Unidos, por muy colosalmente poderoso y duro de corazón que parezca, no podrá nunca hacer añicos los principios del bien, de la moral y la justicia, ni podrá aplastar las fuerzas indomables e indestructibles del espíritu humano.

Sabemos que entonces respirarán el aire de la libertad con el pecho tan ancho como el mundo.

Sepan desde ahora que les esperamos también con un abrazo tan grande como ese mismo mundo.

Sepamos, también, cada uno de los seres humanos que hoy luchamos por la liberación de los 5 Héroes, en todos los confines del mundo, que esta lucha nos ennoblece y a la larga nos demostrará el poder que tiene la solidaridad cuando se ejerce todos los días, en todas las formas, por todas las vías y con la misma lealtad y pasión con las que se defiende la vida propia.

lunes, 4 de julio de 2011

Una declaración brillante y valiente

El líder de la Revolución Cubana propone comunicar al pie de la letra y en todas las lenguas, el alegato del presidente Hugo Chávez, pero sobre todo en inglés, «un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo»



La atención a otros asuntos ahora prioritarios, me apartaron momentáneamente de la frecuencia con que elaboré reflexiones durante el año 2010, sin embargo, la proclama del líder revolucionario Hugo Chávez Frías el pasado jueves 30 me obliga a escribir estas líneas.
El presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo; como son temas en los que mayor experiencia ha acumulado la Revolución cubana, gustosamente colaboramos al máximo en ambos campos con este hermano país.
No se trata en absoluto de que ese país careciera de médicos, por el contrario, los poseía en abundancia e incluso entre ellos profesionales de calidad, como en otros países de América Latina. Se trata de una cuestión social. Los mejores médicos y los más sofisticados equipos podrían estar, como en todos los países capitalistas, al servicio de la medicina privada. A veces ni siquiera eso, porque en el capitalismo subdesarrollado, como el que existía en Venezuela, la clase rica contaba con medios suficientes para acudir a los mejores hospitales de Estados Unidos o Europa, algo que era y es habitual sin que nadie pueda negarlo.
Peor aún, Estados Unidos y Europa se han caracterizado por seducir a los mejores especialistas de cualquier país explotado del Tercer Mundo para que abandonen su patria y emigren a las sociedades de consumo. Formar médicos para ese mundo en los países desarrollados implica fabulosas sumas que millones de familias pobres de América Latina y el Caribe, no podrían pagar nunca. En Cuba sucedía eso hasta que la Revolución aceptó el reto, no solo de formar médicos capaces de servir a nuestro país, sino a otros pueblos de América Latina, el Caribe o del mundo.
Jamás hemos arrebatado las inteligencias a otros pueblos. En cambio en Cuba se han formado gratuitamente decenas de miles de médicos y otros profesionales de alto nivel para devolverlos a sus propios países.
Gracias a sus profundas revoluciones bolivarianas y martianas, Venezuela y Cuba son países donde la salud y la educación se han desarrollado extraordinariamente. Todos los ciudadanos tienen derecho real a recibir gratuitamente educación general y formación profesional, algo que Estados Unidos no ha podido ni podrá garantizar a todos sus habitantes. Lo real es que el gobierno de ese país invierte cada año un millón de millones de dólares en su aparato militar y sus aventuras bélicas. Es además el mayor exportador de armas e instrumentos de muerte y el mayor mercado de drogas del mundo. Debido a ese tráfico, decenas de miles de latinoamericanos pierden la vida cada año.
Es algo tan real y tan conocido, que hace más de 50 años, un Presidente de origen militar denunció, con tono amargo, el poder decisivo acumulado por el complejo militar industrial en ese país.
Estas palabras estarían de más si no mediara la odiosa y repugnante campaña desatada por los medios de difusión masiva de la oligarquía venezolana, al servicio de ese imperio, utilizando las dificultades de salud que atraviesa el Presidente bolivariano. A este nos une una estrecha e indestructible amistad, surgida desde que visitó por primera vez nuestra patria, el 13 de diciembre de 1994.
A algunos les extrañó la coincidencia de su visita a Cuba con la necesidad de atención médica que se produjo. El Presidente venezolano visitó a nuestro país con el mismo objetivo que lo llevó a Brasil y Ecuador. No traía intención alguna de recibir servicios médicos en nuestra patria.
Como se conoce un grupo de especialistas cubanos de la salud prestan, desde hace años, sus servicios al Presidente venezolano, que fiel a sus principios bolivarianos, jamás vio en ellos extranjeros indeseables, sino hijos de la gran Patria Latinoamericana por la cual luchó el Libertador hasta el último aliento de su vida.
El primer contingente de médicos cubanos partió hacia Venezuela cuando se produjo la tragedia en el estado de Vargas, que costó miles de vidas a ese noble pueblo. Esta acción de solidaridad no era nueva, constituía una tradición arraigada en nuestra patria desde los primeros años de la Revolución; desde que hace casi medio siglo médicos cubanos fueron enviados a la recién independizada Argelia. Esa tradición se profundizó a medida que la Revolución cubana, en medio de un cruel bloqueo, formaba médicos internacionalistas. Países como Perú, la Nicaragua de Somoza y otros del hemisferio y el Tercer Mundo, sufrieron tragedias por terremotos u otras causas que requirieron la solidaridad de Cuba. Así nuestra patria se convirtió en la nación del mundo con más alto índice de médicos y personal especializado en salud, con elevados niveles de experiencia y capacidad profesional.
El Presidente Chávez se esmeró en la atención de nuestro personal de salud. Así nació y se desarrolló el vínculo de confianza y amistad entre él y los médicos cubanos que fueron siempre muy sensibles al trato del líder venezolano, el cual por su parte, fue capaz de crear miles de centros de salud y dotarlos de los equipos necesarios para prestar servicios gratuitos a todos los venezolanos. Ningún gobierno del mundo hizo tanto, en tan breve tiempo, por la salud de su pueblo.
Un elevado porcentaje de personal cubano de la salud prestó servicios en Venezuela y muchos de ellos actuaron además como docentes en determinadas materias impartidas para la formación de más de 20 mil jóvenes venezolanos que comienzan a graduarse como médicos. Muchos de ellos comenzaron sus estudios en nuestro propio país. Los médicos internacionalistas integrantes del Batallón 51, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, han ganado un sólido prestigio en el cumplimiento de complejas y difíciles misiones. Sobre esas bases se desarrollaron mis relaciones en ese campo con el presidente Hugo Chávez.
Debo añadir que a lo largo de más de doce años desde el 2 de febrero del año 1999, el Presidente y líder de la Revolución venezolana no ha descansado un solo día, y en eso ocupa un lugar único en la historia de este hemisferio. Todas sus energías, las ha consagrado a la Revolución.
Podría afirmarse que por cada hora extra que Chávez dedica a su trabajo, un Presidente de Estados Unidos, descansa dos.
Era difícil, casi imposible, que su salud no sufriera algún quebranto y eso sucedió en los últimos meses.
Persona habituada a los rigores de la vida militar, soportaba estoicamente los dolores y molestias que con frecuencia creciente lo afectaban. Dadas las relaciones de amistad desarrolladas y los intercambios constantes entre Cuba y Venezuela, sumado a mi experiencia personal con relación a la salud, que viví desde la proclama del 30 de julio del año 2006, no es raro que me percatara de la necesidad de un chequeo riguroso de la salud del Presidente. Es demasiado generoso de su parte, atribuirme algún mérito especial en este asunto.
Admito, desde luego, que no fue fácil la tarea que me impuse. No era para mí difícil percatarme de que su salud no andaba bien. Habían transcurrido 7 meses desde que se realizó su última visita a Cuba. El equipo médico dedicado a la atención de su salud me había rogado que hiciera esa gestión. Desde el primer momento la actitud del Presidente era informar al pueblo, con absoluta claridad, su estado de salud. Por ello, estando a punto ya de regresar, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, informó al pueblo sobre su salud hasta ese instante y prometió mantenerlo detalladamente informado.
Cada cura iba acompañada por rigurosos análisis celulares y de laboratorio, que en tales circunstancias se realizan.
Uno de los exámenes, varios días posteriores a la primera intervención, arrojó resultados que determinaron una medida quirúrgica más radical y el tratamiento especial del paciente.
En su digno mensaje del 30 de junio, el Presidente notablemente recuperado habla de su estado de salud con toda claridad.
Admito que para mí no fue fácil la tarea de informar al amigo de la nueva situación. Pude apreciar la dignidad con que recibió la noticia que -para él con tantas tareas importantes que llevaba en la mente, entre ellas el acto conmemorativo del Bicentenario y la formalización del acuerdo sobre la unidad de América Latina y el Caribe- mucho más que los sufrimientos físicos que implicaba una cirugía radical, significa una prueba que como expresó la hizo comparar con los momentos duros que le tocó enfrentar en su vida de combatiente indoblegable.
Junto a él, el equipo de personas que lo atienden y que él calificó de sublimes, han librado la magnífica batalla de la que he sido testigo.
Sin vacilación afirmo que los resultados son impresionantes y que el paciente ha librado una batalla decisiva que lo conducirá y con él a Venezuela, a una gran victoria.
Hay que hacer que su alegato se comunique al pie de la letra en todas las lenguas, pero sobre todo que sea traducido y subtitulado al inglés, un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo.
Ahora los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas. Habrá sin dudas sorpresas para ellos. Brindémosle el más firme apoyo y confianza. Las mentiras del imperio y la traición de los vendepatrias serán derrotadas. Hoy hay millones de venezolanos combativos y conscientes, que la oligarquía y el imperio no podrán volver a someter jamás.

Fidel Castro Ruz
Julio 3 de 2011
4 y 12 p.m

El compañero