miércoles, 22 de junio de 2011

“Hemingway se sintió definitivamente cubano”

Una experta cubana en la vida y obra de Ernest Hemingway, de cuya muerte se cumplirán 50 años el 2 de julio próximo, se
dispone a probar que el escritor no era un estadounidense que tomó a Cuba como refugio para descansar, sino que “se sentía cubano”.

Ada Rosa Alfonso Rosales, directora del Museo Finca Vigía, residencia por décadas y desde fines de los años 30 del autor de ”Por quién doblan las campanas” en las afueras de La Habana, divulgó que pretende con un trabajo de investigación demostrar que el novelista “se sintió definitivamente cubano” sin dejar de ser un estadounidense “cabal”.

La polémica al respecto no terminó desde que en 1961 y tras un encuentro meses antes con el líder cubano Fidel Castro en un torneo de pesca de la aguja, que el mismo Hemingway fundó en la isla, el escritor norteamericano se fue para siempre.

Hemingway es probablemente la personalidad estadounidense más querida en Cuba. El sentimiento es tan fuerte que en este país se dedican coloquios, conferencias, torneos de pesca y declaraciones públicas a un hombre que nació en 1899 y se suicidó, con un disparo de escopeta, en su patria.

Poco antes de su partida de Cuba a los 62 años de edad, Hemingway y Castro conversaron tras el fin de un torneo de pesca y aparecieron en fotos sonrientes y amistosos. Historiadores en Cuba afirman que ocurrieron otros encuentros entre ambos que no desbordaron el ámbito privado.

Alfonso Rosales afirma que el novelista “se sintió definitivamente cubano y amó esta tierra antes y después del triunfo revolucionario” de 1959. Rechazó así indirectamente que Hemingway se fuera huyendo al ”fantasma del comunismo” cuando Castro comenzó a implantar un sistema socialista, versión dada en Estados Unidos.

Aunque no se tienen noticias de que el escritor estuviera directamente vinculado a la revolución de Castro, sí se sabe que durante la Segunda Guerra Mundial trató al menos de organizar desde la isla operaciones contra los nazis.

El entonces embajador de Estados Unidos en La Habana Spruille Braden escuchó en aquella época una propuesta de Hemingway, de lanzarse al mar Caribe en su yate El Pilar para cazar submarinos alemanes. Braden consiguió la aprobación de Washington y se dice que Hemingway equipó su barco con ametralladoras, granadas y bombas caseras y reclutó a algunos cubanos para formar una “red” antifascista.

Sin embargo, el eterno “sentimiento antiyanqui” que se atribuye a los cubanos llevó a un intelectual cubano actual a llamar a Hemingway, en su estancia en Cuba, como un Robinson Crusoe que se rodeaba de Viernes.

Lo cierto es que Papa, tal como apodaban al autor pasó momentos buenos, de diversión en Cuba cuando se dedicaba en su finca a “besar a Martha”, su esposa de entonces, y también se dedicó aquí a escribir “El viejo y el mar” una novela que hizo trascender aun más al ganador del Premio Nobel.

(Con inofrmación de ANSA)

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