sábado, 13 de mayo de 2017

La victoria sobre el fascismo pertenece a los pueblos


Opinión: La victoria sobre el fascismo pertenece a los pueblos

Las crisis cíclicas del capitalismo, la profunda crisis económica y el crecimiento del movimiento revolucionario de la clase trabajadora de la ciudad y el campo, son condiciones que labran un solo camino para la salvación de la burguesía: el fascismo.
Las guerras imperialistas, en el marco de la agudización de las contradicciones interimperialistas, tienen como objetivo un nuevo reparto del mundo. La burguesía intenta resolver el problema de los mercados a través de la guerra.
Con el inicio de la Operación Barbarroja, el 22 de junio de 1941, el fascismo alemán, junto a los elementos más reaccionarios, chovinistas y contrarrevolucionarios del capital financiero, llevó su guerra imperialista contra la patria de los trabajadores del mundo: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Aproximadamente 25 millones de soviéticos, casi la población actual de Venezuela,  perdieron la vida resistiendo y combatiendo el nazifascismo que, además de apoderarse de los enormes recursos de la URSS, pretendía liquidar al referente mundial de la clase obrera en su lucha por la emancipación frente a la burguesía, es decir, por la Revolución Socialista.
Sin embargo, gracias a la organización de los trabajadores de la ciudad y el campo, junto a su vanguardia, el Partido Comunista, y la valerosa actuación del Ejército Rojo, comandados por Stalin, el pueblo soviético logró frenar la amenaza reaccionaria que se cernía sobre Europa y el mundo. La contraofensiva del Ejército Rojo llegó a su cúspide el 9 de mayo de 1945: el fascismo sería acorralado y vencido en su morada, Berlín.
Hoy, la burguesía insiste en poner sobre la espalda de los trabajadores, todo el peso de la crisis. Al mismo tiempo que intenta atraer a las masas decepcionadas con la demagogia de los viejos partidos burgueses.
Tras 72 años de que en 1945 la URSS salvó a la humanidad de una guerra que brotó de las entrañas mismas de un sistema explotador y en decadencia, el fascismo, al servicio de los intereses de los imperialistas más reaccionarios, constituye, en el presente, una amenaza real para los pueblos.
No es fortuito que, en la actual agudización de las contradicciones interimperialistas y la profundización de la crisis de sobreacumulación de capital, iniciada en 2008-2009, la propaganda burguesa pretenda borrar de la memoria de los pueblos la historia escrita con sangre de las y los trabajadores en la lucha antifascista. Asimismo, vemos cómo los sectores burgueses antagónicos al imperialismo norteamericano y europeo, pretenden arrogarse la hazaña histórica realizada por el pueblo soviético.
Los pueblos no pasan en vano por la escuela de la guerra civil, dijo Lenin. Y la historia es virtuosa consejera. Ante la posibilidad de una próxima guerra imperialista y entendiendo que la guerra es la continuación de la política por otros medios, no podemos olvidar el papel de la socialdemocracia ante los hechos que condujeron a la más atroz y violenta ofensiva del capital contra los pueblos. La política socialdemócrata de colaboración de clase con la burguesía prepara, en última instancia, el terreno a la barbarie fascista.
NATALYA M. GARCÍA.
Especial para  "El compañero solidario"

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