lunes, 30 de octubre de 2017

Axel Milanés: “El arte puede movilizar las conciencias”


Axel Milanés: “El arte puede movilizar las conciencias”



El cantautor cubano, Axel Milanés, cuando habla de música también habla de Cuba, de revoluciones, de historia y de amor. “Ser trovador es una actitud de vida”, dice. Tiene cinco discos editados y compartió escenarios con Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Sara González y Lázaro García, entre otros.


La trova cubana es música pero es también una clase magistral de historia. Es introspección y humanidad: “Se le canta al pueblo”, confiesa el reconocido músico Axel Milanés y agrega: “Los trovadores somos cronistas, hablamos de lo que pasa en nuestro tiempo”.

Una vida atravesada por la música
Axel Milanés se encontró por primera vez con una guitarra a sus diez años: “Estaba haciendo teatro en una Casa de Cultura, que es una de las muchas opciones que tiene el cubano para acceder al arte. Era teatro a manera de aficionado y había también muchachos en danza y en música. Hubo un festival al que nos movilizamos desde Manzanillo a otra ciudad, en ese viaje agarré una guitarra como nunca lo había hecho”, cuenta el artista. Durante los días que duró el festival Axel no pudo soltar el instrumento: “Me enamoré. Cómo vibraba, cómo se movían las manos, cómo se sentía llevarla, me fuí de teatro a música sin dudarlo”.
“Incluso, cuando aprendí a tocarla, me volví medio autista”, confiesa Milanés y cuenta que el uso del instrumento se había vuelto material de negociación con sus padres. “Yo era bravo. No me gustaba hacer la tarea y una de las maneras que encontraron para ponerme a hacerlas era esa. Si quieres tocar la guitarra termina la tarea. Y ahí era más rápido que un cohete”.
Desde aquel momento Axel Milanés se dedicó a componer y a interpretar sin descanso música profundamente cubana. Participó en trabajos discográficos como A Guitarra Limpia (1997) y Cuatro Maneras de Mirar (1998) editados por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau de La Habana; Itinerario del Relato Breve (2000) editado por el Taller Literario porteño Música para camaleones y Sonsacados en vivo(2002) junto al músico cubano César Gaviria.
Fe de nacimiento, su primer disco con temas enteramente propios, lo grabó a comienzos de 2003: “Nunca se me había ocurrido grabar hasta que hice el primero. Sí había hecho canciones sueltas, pero en el disco propio vi la posibilidad de aprender, de trabajar con programas de compilación y editar sonido. Si no hubiera sido músico hubiera sido editor de sonido. El trabajo de mezcla, de edición, remasterización, me gusta mucho”, confiesa.
Le siguieron Viviendo de inventarme (2004), Buscando Luz (2007), Entre el sol y el alma (2012) y Si no lo inventan tus manos (2013), además de los cientos de escenarios compartidos con trovadores cubanos como Silvio Rodríguez, Pedro Luis Ferrer, Vicente Feliú, Sara González, Augusto Blanca, José Antonio Rodríguez y Lázaro García, entre otros.
– ¿Cómo será el espectáculo del próximo viernes en Los Chisperos?
– Es un recital conformado por canciones mías pero también por canciones de diferentes momentos de la historia de la canción cubana: el bolero cubano, otro movimiento conocido como el movimiento del feeling y la nueva trova, que es lo que más le gusta a la gente por el impacto que tuvo en la década del setenta.
Luego de la presentación en Los Chisperos, el artista comenzará una gira que por la provincia de Buenos Aires, continúa con Rosario y llegará hasta el norte del país.
La historia hecha canción
“Disfruto de cantar sobre las cosas del interior humano, sobre la relación del hombre con la vida, con el mundo, con los estados de ánimo. Me gusta mucho eso de cómo funciona la humanidad”, dice el compositor. En sus canciones se escuchan historias de amor, de amistad y del vínculo entre las personas con su comunidad, con su pueblo y con el mundo.
En cierto modo, de eso se trata la trova cubana. “Es una actitud ante la vida. Hay una frase de Atahualpa Yupanqui que dice: ‘El cantante deslumbra y el cantor alumbra’ y creo que es así. El cantor canta lo que viven sus contemporáneos, mira hacia el futuro y saca una canción de eso que ve y siente, son cosas de la vida real. Una canción se convierte en una crónica con música que también puede llevar poesía, una buena ejecución de guitarra y voz, pero que fundamentalmente presenta el entorno en el que vivimos”, explica Milanés.
La historia de la isla puede reconstruirse fácilmente a través de sus canciones: “Una temática muy recurrente en la trova cubana son las canciones al pueblo con el que a cada trovador le ha tocado relacionarse. Hay un alto porcentaje de canciones que tienen que ver con la relación del ser humano con su semejante”, agrega.
Aquella música posee un fuerte vínculo con la realidad social y forma parte de la concepción artística del músico: “No es algo que pase sólamente en Cuba, pasa en todos los lugares y es una de las causas por las que la figura de cantautor nunca desaparece. Cambian los géneros musicales, pero la figura del hombre con su guitarra siempre está, es una célula básica de la cultura. Si tu agarras todos los trovadores de toda la sociedad y los pones en orden cronológico vas a ver la historia”.
La revolución es uno de los pilares fundamentales que sostiene la identidad musical tanto de Cuba como del cantautor: “Y no sólo del 59 para acá, cuando ya asume Fidel, sino de mucho antes”, afirma Milanés y explica: “Las canciones propiamente cubanas nacen cuando en la población empieza a haber un pensamiento cubano. En 1491 llegaron los españoles, esos tres primeros siglos no representaban a los cantores, había mucha influencia de las canciones italianas, francesas, europeas”.
“Sin embargo, cuando comienza a existir la conciencia de nación surge también la necesidad de cantarle a esto que nos rodea. Ahí nace el texto cubano, el sentimiento patrio y en ese sentido el deseo de liberarse de España afloraba mucho en las canciones. Afloraba el sentimiento colectivo de los cubanos. Desde el origen, desde 1860, ya el componente colectivo de amor al entorno al que uno nació estaba y bueno, sí, con la revolución en Cuba se instauró otro régimen muy diferente al que teníamos planteado en ese tiempo: vino el derecho a la tierra, a no ser discriminado, a vivir en paz, se construyó una sociedad con esos conceptos de la revolución y la canción lo acompañó. Se escribe sobre el mejoramiento de las personas, su elevación y constantemente está la idea de los colectivo, el otro ser humano es importante”.
La cultura
Para el trovador cubano la palabra revolución trasciende el concepto de lucha armada: “Para nosotros ese concepto es demasiado limitado, tenemos una frase en Cuba en donde decimos que la revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado y en ese sentido todo aquello que sirva para liberar al ser humano es importante. El arte es revolucionario, tiene la capacidad de movilizar las conciencias, de estimular la creatividad de las personas”. Pero aclara: “Ojo, un cambio para bien. Para que las personas sean educadas, tengan salud, haya atención en la niñez, a los mayores. Un cambio que permita el acceso al deporte, a la cultura, ese tipo de cambio, no el cambio que plantean ahora. Hay que buscar la verdadera espiritualidad porque el ser humano espiritual es capaz de crear cosas muy bonitas. Hoy acá se habla mucho de eso, pero de una forma muy egoísta y así no sirve. La espiritualidad lleva consigo que yo esté contento con quienes me rodean, de una forma colectiva, no encerrando al ego en sus cuatro paredes. Creo que el mundo está en un momento donde a la gente se la intenta encerrar en su propia mente y uno se siente libre, dueño, pero en verdad está más encerrado que nunca”.


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